15 de octubre de 2008

DEL AYER AL HOY (I)

Con éste título tan evocador pretendo explicar en breves palabras cuáles han sido los momentos históricos clave que han marcado la política internacional en las últimas dos décadas, porque sin conocer de primera mano cuáles fueron estos hechos, no podríamos entender el inestable panorama internacional de nuestros días.

Dos fechas clave definen las relaciones internacionales en este tiempo: la caída del muro de Berlín, y el 11-S. Entre una fecha y la otra, son muchas las variables que nos encontramos, pero que nos conducen a una sola conclusión: estamos jodidos.

El 9 de noviembre de 1989 cayó el muro, o mejor dicho, en palabras de Churchill: "Fue el fin del principio, y el principio del fin". El mundo bipolar agonizaba. Empezando por el frío hormigón de la más visible cicatriz de la Guerra Fría y siguiendo por la marea democratizadora que recorrió el bloque oriental, la escena internacional marcada por la amenaza nuclear entre las dos superpotencias mundiales llegaba a su fin. Uno a uno, Polonia, las Bálticas, Checoslovaquia, Hungría, etc. clamaron por la democracia y la libertad (y la economía de mercado) como la forma de gobierno que querían para ellos y sus conciudadanos. Ante el dilema de mantener la perestroika y el glassnot o detener los movimientos democratizadores por la fuerza, las autoridades soviéticas no hicieron ni lo uno, ni lo otro, lo que condujo a que su imperio se desmoronara sin que pudieran hacer nada para evitarlo.

Mientras tanto, EE.UU, aguardaba su momento, el momento en el que pudiera dar rienda suelta a sus aspiraciones. Ese momento llegó el 2 de agosto de 1990, cuando Saddam Husseim decidió ir de compras a su rico y pequeño vecino del sur, Kuwait. Lo que siguió únicamente sirvió para anunciar al mundo, vía CNN, que había un nuevo Sheriff en la ciudad, que un Nuevo Orden Mundial acababa de nacer, y que en él, EE:UU, como única superpotencia mundial, dictaba las normas (eso sí, bajo la manita protectora de la ONU). La madre de todas las batallas acabó en 100 horas de tiro al blanco de las fuerzas de la Coalición y Sadam regresó a sus palacios a seguir disfrutando del lujo proporcionado por sus antiguos amigos y ahora enemigos.

Bush padre decidió que era más práctico un dictador domesticado y útil (si tú eres el bueno, a la fuerza tiene que existir el malo) que una incipiente e inestable democracia (por lo visto su hijo no se leyó el informe que una comisón especial del Consejo de Seguridad Nacional hizo al respecto; aunque claro, para eso tendría que saber leer). Y todos tan felices. Bueno, todos no, porque Bush padre no se dio cuenta de que en las presidenciales del 92 lo importante era la economía, tal y como se lo recordó nuestro estimado amigo Bill. Y pasó lo que pasó. Bush senior ganó dos guerras (una fría y otra caliente), pero perdió las elecciones, y junto con su amigo Gorbachov, dejaron la escena mundial con más pena que gloria. Eso sí, el primero con un buen puesto en Carlyle Group que le ha dado suculentos dividendos. El segundo, echado a patadas por un Boris Yelsin que se pasó celebrando su victoria diez años, brindis va, brindis viene.

Mientras Papa Bush y Gorbi pasaban a mejor vida (políticamente hablando), un esmirriado y larguilucho joven saudí con espesa barba, un walkí en una mano y una AKR en la otra viajaba de un sitio a otro del bonito y apacible Oriente Medio (Arabia Saudí, Yemen, Sudán) en un vano intento de devolver los decadentes estados a la Umma y liberarlos de sus "democráticos" gobiernos pro-occidentales (porque todos sabemos lo aperturista que es Arabia Saudí y la de minifaldas y McDonald´s que podemos encontrar por las calles de sus ciudades). Pero claro, las familias gobernantes estaban, y están muy bien colocadas, disfrutando de sus palacios y no podían permitir que el delgaducho Osama les estropeara su tren de vida con bonitos versos del Corán. Así que primero lo echaron a patadas de Arabia Saudí, luego de Yemen y luego de Sudán.

El pobrecillo se fue entonces a Afghanistán, donde unos colegas suyos de la madrasa estaban poniendo las cosas difíciles al gobierno surgido de la lucha contra la Unión Soviética. Así que se fue con ellos y junto con unos amiguillos de la CIA, que le proporcionaron algo de pasta y armamento, logró aplastar la resistencia del ejército afghano (siendo generosos en el calificativo de ejército).

De estos párrafos entraemos dos cosas: que EE.UU tiene un ojo para hacer amigos que ya lo quisiera yo (Sadam, Jomeini, Osama, Somoza,...) y que ya se puede vislumbrar la esencia de la escena internacional en este período: Geoeconomía énergética.

Pero eso, ya lo hablaremos en otra apartado.

No hay comentarios: